La construcción del Santuario della Madonna del Ponte (Nuestra Señora del Puente) se remonta a 1573, justo un año después de la milagrosa aparición de la Santísima Virgen María: «Era el 15 de agosto, día sagrado de la triunfante Asunción de María a los cielos, y una pobre muchacha había ido de madrugada a la fuente del puente a sacar agua; cuando una visión del paraíso inundó su corazón con una arcana alegría que jamás había experimentado. Entre aquellas límpidas aguas nadaba hermosa, plácida, gentil, resplandeciente, la encantadora figura de la Reina del Paraíso. La noticia de la aparición se extendió por el pueblo en un instante, y todos acudieron a la pequeña fuente que tuvo la suerte de acoger la hermosa semejanza de María y su Divino Hijo».
Pero no todos podían ver a María. Sólo a los que estaban en gracia de Dios se les permitía disfrutar de la visión de la milagrosa aparición.
Se cuestionó entonces a un pintor que no era particularmente famoso, pero sí divinamente inspirado.
Como se temía que la visión desapareciera pronto, le pidieron que pintara la figura que emergía del agua. Sólo cuando estuvo terminado el cuadro desapareció la visión.
El resultado fue la obra maestra que aún hoy podemos admirar en el interior de la nueva iglesia, construida en los años sesenta, encerrada en una “máquina” plateada, una especie de marco monumental, colocada en el centro del ábside.
En el interior del santuario, en cambio, se conserva el antiguo manantial de la aparición, del que todavía es posible extraer el agua milagrosa, el carro procesional del siglo XVIII y una pintura de Antonino Ragona que representa el acontecimiento milagroso y el lugar donde ocurrió.