Construida originalmente en época normanda, la iglesia de San Giuliano (San Julián) fue destruida en gran parte por los terremotos de 1542 y 1693.
La iglesia, inicialmente desprovista de toda ornamentación particular, se enriqueció a lo largo de los siglos con obras de distinguidos maestros y artesanos de la isla.
En 1816, año en que se erigió el obispado en Caltagirone, la basílica de San Giuliano se convirtió en catedral.
La fachada principal, de piedra blanca de Ragusa, construida a principios del siglo XX en estilo Art Nouveau floral por el arquitecto calatino Saverio Fragapane, está dominada por la espléndida e imponente cúpula cubierta de mayólica policromada de fecha posterior.
El interior consta de tres naves.
La bóveda está enriquecida por una serie de frescos, obra del pintor Giuseppe Vaccaro y fechados en 1862, que desarrollan el tema del paso del Antiguo Testamento al nuevo culto instituido por Cristo y confiado a la Iglesia.
Entre los altares laterales, particularmente querido por la piedad popular es el que alberga la estatua de madera del Cristo Muerto, que, junto con la estatua de Nuestra Señora de los Dolores, es solemnemente llevada en procesión con fervor y silencio religioso por las calles de la ciudad el Viernes Santo.
La iglesia alberga también una estatua de Nuestra Señora de la Merced, obra de la escuela de Antonello Gagini.
